lunes, 7 de febrero de 2022

PASCUAL GONZÁLEZ

     Buenos días. Haciendo un paréntesis en la línea de este blog, este fin de semana ha ocurrido un hecho que me ha afectado profundamente, y ha sido la muerte de Pascual González, de Los Cantores de Híspalis. Y lo escribo así porque no se puede concebir, en mi opinión, uno sin lo otro.

    Un grande de Sevilla, a quién siempre se le ha llenado la boca cuando hablaba de su ciudad, un poeta sin disimulos, que cogió a la sevillana y le dio la vuelta más grande que se le ha dado jamás, y la convirtió en un producto exportable, con contenido tan variado como la realidad misma: lo mismo para un gato, que para un barrio, que para un autobús o la imagen de la Virgen que más veneración pueda tener.

    Y para hacerlo creó el mejor instrumento posible: Los Cantores de Híspalis, que tras muchos avatares siguen ahí, pero que desde el domingo pasado se han quedado huérfanos. Tan huérfanos como se ha quedado Sevilla, su barrio de San Benito, Triana, El Polígono, cualquier barrio, lugar, cualquier Hermandad, en fin, toda Sevilla, yo creo.

    A ti Sevilla fue el primer disco que recuerdo de ellos y tanto porque la portada es un cirial de Los Servitas. He disfrutado en directo con grandes espectáculos como la Danza, en intimísimas reuniones con sevillanas a capella, todos hemos bailado con la boca llena de harina de maíz y hemos rumbeado montados en el bus para la Feria.

    Hoy su particularísima voz ya no suena, con esa carraspera final, que le daba profundidad y sentido a todo lo que decía. Un artista y un genio, en definitiva.

    Al menos creo que aparte de la gente de a pie, que lo hemos querido sin tapujos, su Sevilla le ha sabido reconocer lo que ha significado para esta ciudad, le ha dedicado una calle cercana a San Benito, ha sido múltiple presentador, tertuliano, artista invitado y sobre todo trovador de Sevilla y de sus cosas. Y si hay un pero, no es de su Sevilla, es de aquellos que manejan la estupidez y la tontería como master en sus currículos y que le negaron dar ese Pregón grande que se merecía por derecho, por no se que extraño problema de sus rancios y diminutos cerebros, sin darse cuenta que Pascual lleva toda una vida dando un pregón de Sevilla y de su Semana Santa con su música.

    Este año, cuando sean las cuatro de la tarde y La Calzada esté en su gran fiesta, toda Sevilla se acordará de él, seguro.

    Te has ido muy pronto. Los genios se van y los estúpidos se quedan, aunque lo mismo es porque Ese a quién tanto le has cantado, quería escucharte en directo y cantar contigo.

    Descansa en paz.